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La cara oculta de la luna

“Con la ceguera lo único que pierdes es la luz, te queda todo lo demás”.Son palabras de Manuel Enríquez, veterinario, escritor y ciego. 

La oscuridad nos da miedo porque dentro de ella no se ve. Pero lo único que falta es luz. 

Somos foto-dependientes, olvidando que, donde no hay luz, tenemos el resto de sentidos para explorar; y además, contamos con la ventaja de que allí son pocos los que buscan. 

Al contrario de lo que pudiera parecer, no conformamos nuestras creencias y pensamientos en función de lo que vemos, sino que según creemos y pensamos así vemos. 

Por tanto, la forma de ver un problema puede que no sea el origen, sino la consecuencia. 

Si abrazamos la idea de que las creencias y paradigmas determinan nuestra particular forma de ver, estamos en disposición de colegir que, a menudo, el modo en que vemos el problema, es de hecho el problema.

La cara oculta de la luna también existe, aunque no se vea. Puede que las grandes oportunidades estén donde nadie ha buscado antes, precisamente porque no había luz, y los problemas, de haberlos, como no se ven, no sean tales. 

Imagen: Taringa.net

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Fuera de lo común

No estamos en tiempos de moderación. 

Estamos en tiempos de exageración. 

Ya no vale lo que siempre valió, ni sirve lo que siempre sirvió. 

¿Cuál es tu producto? Sea lo que fuere, haz que sea genial. 

¡Eres lo que vendes! 

Si lo que vas a hacer puede resultar mediocre, ¡no lo hagas! 

Convierte lo vulgar en elegante. 

Convierte lo bonito en bello. 

Convierte lo bueno en asombroso. 

Convierte el cambio en revolución.             

¿La actitud? 

Sólo hay una: hagas lo que hagas ¡deja huella! 

Comprométete fuera de lo común. 

Implícate fuera de lo común. 

Apasiónate fuera de lo común. 

Ayuda fuera de lo común. 

Diseña fuera de lo común.

Fórmate fuera de lo común. 

Promociónate fuera de lo común. 

Relaciónate fuera de lo común. 

Trata a tu cliente fuera de lo común. 

Comunica fuera de lo común. 

¡Sólo la pasión lleva al éxito! 

Pregúntate, todos los días: ¿He hecho hoy algo fuera de lo común? 

 imagen:2.bp.blogpost.com

 

 

 

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Lo que no se puede comprar

Ordenar, dar instrucciones, es fácil. Lo difícil es conseguir que tus colaboradores se impliquen con pasión en la consecución de unos resultados. Entendemos el liderazgo como el arte de influir sobre los demás para que se impliquen con entusiasmo en la consecución de unos objetivos dentro de un proyecto compartido. 

¿Cómo desarrollar tu influencia sobre los demás? ¿Cómo puedes conseguir que la gente se involucre, se implique y comprometa en tu proyecto de empresa? ¿Se puede exigir el compromiso, la excelencia o la creatividad? 

Gestionar un negocio es una cosa y liderar un equipo es otra bien distinta. La gestión no es algo que hagas con la gente. Puedes gestionar un inventario, una cuenta bancaria, unos recursos. Pero no gestionas otros seres humanos. Se gestionan cosas y se lidera a personas. 

Liderar es inspirar, ayudar a otros a alcanzar una altura superior a la que ellos esperaban -a ser más de lo que jamás soñaron ser-, una altura que nosotros sabíamos que estaba a su alcance, aunque ellos desconfiaran. 

El liderazgo es un arte. Un arte es una destreza adquirida o aprendida. El liderazgo se puede aprender y desarrollar si se unen a una firme voluntad las acciones apropiadas. 

En el mundo de la empresa tratamos con voluntarios –o ¿acaso no tienen libertad para irse?-. Lo más importante que puede aportar un colaborador (su corazón, su mente, su compromiso, su creatividad, sus ideas…) no se puede exigir, sino ofrecerse voluntariamente. 

El papel del líder es muy difícil -probablemente lo que más- y sólo puede ser desarrollado con grandeza, si no hay grandeza no hay liderazgo. Y es difícil porque requiere obtener de los demás lo que no se puede exigir ni comprar con dinero. 

 

Imagen:raulpiriz.wordpress.com

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Comportamientos

El éxito no es el resultado de golpes de suerte. 

El éxito tampoco es consecuencia de haber tomado buenas decisiones en momentos determinados. 

El éxito es fruto del comportamiento. Pero no de cualquier comportamiento. 

El comportamiento es una elección. Pero no siempre. 

Cuando los comportamientos son la manifestación de nuestros sentimientos y emociones, no son una elección, sino una inercia. Se tratan de hábitos adquiridos que siguen una simple relación de causa (emoción) y efecto (comportamiento). 

El comportamiento sólo es una verdadera elección cuando vencemos y doblegamos –de forma consciente- el impulso que nos incita a hacer lo que sabemos que no nos conviene o perjudica a otros. 

Como toda elección consciente, requiere, por un lado, de la proyección de las consecuencias ulteriores de nuestros actos y, por otro, del esfuerzo que implica vencer toda inercia

Puede que algunos ejemplos nos ilustren:

– Pedir sinceras disculpas cuando me equivoco venciendo mi orgullo

– Dar las gracias a mis colaboradores olvidando mi posición de superioridad

– Insistir y repetir tras múltiples intentos fallidos doblegando el desánimo

– Entrenar derrotando el cansancio y la desgana

– Sonreír a los que me rodean a pesar de la tristeza del alma 

Trabajemos para otros, solos o rodeados de un equipo de colaboradores, el liderazgo empieza por uno mismo. Al igual que el herrero da forma al hierro incandescente martilleando sobre el yunque, el auto-liderazgo se forja con el número de veces que nos comportamos precisamente como menos nos apetece. 

El buen liderazgo está plagado de comportamientos contrarios a donde nos llevan sentimientos y emociones. Hacer tan sólo lo que gusta o apetece no conduce al éxito. El éxito se cincela a base de peldaños de esfuerzo y voluntad para vencer la inercia de lo cómodo, lo fácil, lo placentero. 

¡Haz de tu comportamiento una elección!

 Imagen:forjascochenco.blogspot.es

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Atención al cliente

La atención al cliente no es un eslabón más en la cadena de valor de nuestra empresa, ni un servicio para recibir y gestionar las quejas y, ni mucho menos, una función encomendada exclusivamente a la recepcionista. La atención al cliente es una ACTITUD que incumbe a TODOS los miembros del equipo. 

Como explica de manera magistral el gurú del marketing Seth Godin, la única razon de ser de la atención al cliente es modificar las emociones y sentimientos del cliente. 

Extrapolando el concepto a nuestro negocio, me gusta definir la atención al cliente como la disposición de ánimo que tiene por objeto dejar huella en las personas que depositan en nosotros su confianza, permitiendo ocuparnos de seres que representan una parte tan importante de su mundo emocional. 

Y sólo es posible dejar huella si somos capaces de emocionar, esto es una realidad inefable. 

Un protocolo de actuación que oriente nuestra interacción con el cliente es necesario, pero no suficiente. Saber qué decir y cómo actuar ayuda a aproximarse a un estándar de calidad en la atención. Para dejar huella hace falta algo más; es necesario elegir y sentir el “desde dónde” hacemos lo que hacemos. Hay dos “desde dónde” ineludibles para dejar huella:

– La gratitud. El cliente es un regalo para ti. El valor de la gratitud como emoción radica en pensar e interiorizar cómo puedo corresponder a mi cliente en lugar de verlo tan sólo como alguien que me puede aportar unos beneficios. 

– La pasión, como emoción que predispone a la acción, la cual se hace evidente a través de entusiasmo. La diferencia entre hacer bien tu trabajo a hacerlo con pasión, es la diferencia que hay entre gustar o AMAR tu profesión. 

La atención al cliente es hoy más determinante que nunca. Cada vez son más frecuentes las quejas por el precio de nuestros servicios y cada vez son más los clientes que salen de nuestro centro descontentos por el desembolso que han tenido que realizar. Sólo podremos conseguir que el cliente se vaya con la percepción de que lo que le hemos aportado vale más que el precio que ha pagado por ello, cuando hayamos sido capaces de modificar sus sentimientos, las emociones que traía, como consecuencia de nuestra labor. 

No se trata de hechos, sino de sentimientos. Nuestro quehacer son hechos, nuestro trato –entendido como el proceso de interacción con el cliente- puede modificar emociones. 

¿Cómo sabremos que lo hemos conseguido? Sólo cuando el cliente te recomienda.

 

imagen:es.123rf.com

 

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Las 7 reglas de oro en branding

A pesar de lo mucho que se ha progresado, el branding (la gestión de marca) sigue siendo un reto para las empresas de servicios. Las marcas de servicios suelen estar muy mal gestionadas: pensemos en la calidad de atención de las compañías telefónicas, los bancos o las compañías de seguros. 

Los profesionales del marketing de las empresas han sido tradicionalmente formados en el marketing de productos, y los productos una vez diseñados, probados y lanzados al mercado, no suelen fallar (su comportamiento suele ser el mismo). 

Por el contrario, las marcas de servicios se basan en la gente (a diferencia de los productos las personas si solemos fallar), lo que hace de cada transacción de un servicio diferente de todas las demás. 

Un producto (normalmente) sabe igual, huele igual o funciona igual; y (normalmente) nunca llamas al fabricante por teléfono para solicitar información, pedir una cita o quejarte. Los servicios no funcionan así. Las personas que trabajan en empresas de servicios se cansan, pierden la paciencia y no todos los días se levantan con el mismo ánimo. Esto hace que una marca de servicios sea mucho más difícil de gestionar. 

Es cierto que el marketing de producto también necesita conocer al cliente y sus necesidades. Pero el marketing de servicios requiere de una habilidad añadida: lograr que su personal AME, VIVA y RESPIRE la marca para convertirse en una manifestación personal, en una forma de ser cuando interaccionan con los clientes.

Hemos de enseñar a los equipos a vivir la marca, porque, para nuestros clientes, la persona con quien trata “es la marca”. Si el trato o la respuesta son deficientes, la relación entre marca y cliente puede irse al garete. Por tanto, las habilidades necesarias para enseñar al personal a vivirla tienen que ver, sobre todo, con la gestión de personas. 

En una marca de productos lo primero son los clientes; en una marca de servicios, lo primero es el propio personal. 

En una marca de servicios, el comportamiento tiene una importancia enorme para el cliente. ¿Cuál es el punto crítico, la hora de la verdad? Cuando las cosas no funcionan. La comunicación corporativa (a través de la web, redes sociales, publicidad) difunde declaraciones, valores y promesas de la marca, pero es el COMPORTAMIENTO lo que las confirma o desmiente. 

Por lo tanto, es imperativo asumir el rol estratégico que tienen los equipos para el desarrollo del negocio. 

Las 7 reglas de oro en brandig: 

1º Organizar las operaciones en torno a la marca (tu personalidad y tu concepto de negocio)

2º Formar al personal para que viva la marca.

3º Ser consistente y coherente: comportarse y hacer lo que se dice y promete.

4º Recordar, constantemente (todos los días) al personal que ellos son la marca.

5º Preguntar y escuchar (la queja es el centro, el resorte que impulsa la marca).

6º Dirigir con el ejemplo.

7º PASIÓN y COMUNICACIÓN. La pasión es el principio activo y la comunicación es el adyuvante. 

Son precisamente la pasión y la comunicación  lo que nos facilitará la conexión. El fin último de una empresa no es ganar dinero, el beneficio es la consecuencia de dejar huella en la gente que hace posible tu negocio, y sólo dejas huella si eres capaz de conectar.

No se trata sólo de vender servicios, sino de decirles a los clientes cosas que les importen. Si los negocios quieren sobrevivir, tienen que mantenerse relevantes para la vida de las personas.

 “Haz todo lo posible para que tu cliente jamás llegue a preguntarse:  ¿Por qué esto no es para ti tan importante como lo es para mí?”  Seth Godin

 

 

 

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«Cierra los ojos y mírame»

Confieso que me encantó –rectifico, me emocionó- leer la noticia sobre la publicación de la novela que lleva por título “Cierra los ojos y mírame” (editorial DESTINO), escrita por nuestros colegas Ana Galán y Manuel Enríquez. 

Aunque aun no he leído la obra, por mi vocación y deformación profesional, siempre me ha seducido el triángulo protagonista: veterinario, animal e historia de amor. 

Lo importante de la novela -a mi juicio y con la temeridad que implica aun no haberla leído- es que está escrita por veterinarios. Del mismo modo que es difícil escribir sobre el amor sin haberlo vivido, es difícil encarnar literariamente un personaje sin conocer la profesión sobre la cual pivota su historia. Para saber cómo se piensa y cómo se siente dentro de una profesión hay que vivirla. 

Tenemos el admirable precedente de otro colega autor de novelas de éxito, Gonzalo Giner, cuya pluma nos deleita haciéndonos vivir la pasión y el amor por el caballo del albéitar medieval. 

La obra de Ana Galán y Manuel Enríquez evidencia de forma implícita un aspecto determinante en nuestra profesión y que defiendo con vehemencia: el concepto de negocio enfocado en las necesidades básicas que satisface el animal de compañía -en este caso el perro guía de un invidente-. ¿Qué necesidades satisface Kits, el labrador protagonista de la novela, a su dueño? Indudablemente y por encima de otras: libertad, seguridad y afecto. ¿Existen valores más preciados? 

¿Cuantas historias de amor con los mismos protagonistas -veterinario, propietario y animal- habremos vivido en nuestras consultas? Estas historias forman parte de nuestra vida personal y profesional, cimentan nuestra marca y son el elemento de conexión afectiva que va más allá del servicio que ofrecemos. ¿Por qué no las contamos? 

Venimos defendiendo con insistencia la importancia de la marca como vector a través del cual comunicar quienes somos y lo que ofrecemos. 

Desde siempre, contar historias ha sido una manera de definir la identidad de una tribu, de transmitir sus valores y ayudar a consolidar su reputación frente a las tribus rivales. 

En muchos sentidos las marcas se parecen a las tribus: las historias circulan dentro y alrededor de una empresa dibujando su cultura y sus valores, sus héroes y sus enemigos, lo bueno y lo malo tanto hacia sus empleados como hacia sus clientes. 

Las historias crean el contexto emotivo que favorece vivir con intensidad la experiencia que hacemos vivir a nuestros clientes (objetivo y gran ventaja competitiva de nuestro negocio). Una marca fuerte se construye sobre valores y emociones. Una historia comunica valores y apela a nuestras emociones. El cliente capta el mensaje de la marca a través de la historia y siente afinidad; compartiéndola con él transmitimos quienes somos y lo que defendemos.

Una gran marca se dirige a los sentimientos. Una marca entra en contacto con sus clientes a través de una experiencia de conexión; sólo tienes que contar tus historias ¿Nos lo pueden poner más fácil? 

Muchas gracias Ana y Manuel

 imagen:fundaciónonce

 

 

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Entrevista a Juan Carlos Castillejo

Juan Carlos Castillejo, biólogo, veterinario y MBA por el Instituto de Empresa, lo ha sido todo en la industria farmacéutica veterinaria: director general de Cyanamid, director general de Fort Dodge, director general de Pfizer y Presidente de VETERINDUSTRIA. 

Queremos compartir con Juan Carlos la visión que, desde su privilegiada atalaya, tiene de la profesión que compartimos. 

Juan Carlos ¿Qué le falta a la profesión veterinaria en nuestro país? 

La profesión veterinaria tiene mucho más potencial del que estamos desarrollando ahora mismo. A bote pronto se me ocurre, por un lado una mayor vocación empresarial y por otro mayor cualificación en idiomas. Ninguna de las dos necesidades están siendo suplidas por las facultades. 

Las  facultades de veterinaria no son capaces de imprimir carácter empresarial a los estudiantes y esta es una carencia grave, pues al final todos en un momento determinado, tenemos que actuar como empresarios, bien sea en una clínica  de pequeños animales, en una entidad ganadera o, como pueda ser en mi caso, la dirección de una empresa que vende medicamentos, vacunas y servicios a los clientes. 

¿Qué es para ti el éxito? 

Alcanzar los objetivos que te has propuesto en la vida; si al mismo tiempo, tu desarrollo profesional es paralelo al desarrollo profesional de tus colaboradores y de tu entorno, misión cumplida. 

¿Qué consideras haber aportado a la profesión? 

Cuando entré en la industria como delegado de ventas, los veterinarios comerciales estaban mal vistos, los propios colegas consideraban que no era un área digna o propia de un veterinario. Entre muchos conseguimos que esa imagen se cambiase totalmente, ¿cómo? demostrando que tan importante como vender medicamentos era saber vender soluciones e ideas a los propios veterinarios. En una palabra, aportamos valor añadido. 

Hoy, afortunadamente, la empresa se ve como una opción digna y atractiva para el veterinario. 

Gracias a mis diferentes cargos de responsabilidad, y junto con otros colegas, hemos contribuido a establecer y fortalecer relaciones con los stakeholders, personas en diferentes ámbitos de la sociedad con poder de tomar decisiones que afectan directamente a nuestra profesión. 

¿Qué ha representado para ti la presidencia de VETERINDUSTRIA? 

En primer lugar, conocer el sector desde otros puntos de vista y no solo desde la perspectiva de tu propia empresa. 

En segundo lugar, tener la oportunidad de conocer y tratar con personalidades de cuyas decisiones depende en gran parte el futuro de nuestro negocio, como ministros,  secretarios de estado, directores generales, profesionales de la investigación o de la formación. Acercar en definitiva el administrado al administrador, haciéndoles partícipes de las problemáticas del sector e intentando buscar objetivos comunes. 

¿Cómo nos ve la administración a los veterinarios? 

En todo lo relacionado con la sanidad y la nutrición animal nos ven cerca; en aquello que no está tan directamente relacionado con la sanidad animal, nos ven aun lejos. 

¿Y ese podría ser nuestro gran reto? 

Claro, nuestro reto es hacer valer el papel crucial que juega el veterinario en la salud pública: enseñar y hacer ver a la sociedad que detrás de cada vaso de leche que nos bebemos hay un veterinario, que detrás del control de numerosas enfermedades transmisibles hay un veterinario, que detrás de la compañía y bienestar que aporta una mascota a una persona mayor hay un veterinario y que si hoy es posible comer alimentos de origen animal sanos y baratos es porque detrás hay un veterinario. 

Sin duda el día que consigamos que la sociedad española nos vea como protectores de su salud y calidad de vida habremos dado un salto importante. 

¿Qué  oportunidades sigues viendo para el joven profesional que se acaba de licenciar? 

Las oportunidades pasan por ocupar nuevas posiciones dentro de la sociedad. Me preocupa que la mayoría de los estudiantes con los que hablo en las facultades manifiesten querer dedicarse a la clínica de animales de compañía. Yo creo que ese mercado tiene ya su volumen, su capacidad y el número de mascotas en los últimos años no está creciendo; además, la crisis está contribuyendo a que haya  una menor renta disponible para afrontar los gastos del veterinario. 

A esto hemos de añadir el excesivo número de facultades que hay hoy en día en el país. Por tanto, creo que urge ampliar el abanico de opciones y una mayor orientación a profesionalizarse en diferentes áreas que no sean sólo la sanidad animal (industrias alimentarias, diagnóstico, tratamiento de residuos, control de plagas, etc.). 

El veterinario, como han hecho otros profesionales, tiene que tener la mente tremendamente abierta y ser capaz de verse realizado en unos trabajos donde hace unos años ni se nos había pasado por la cabeza. La otra alternativa es el empleo precario, montar una consulta de dudosa rentabilidad, desarrollar labores propias de un auxiliar o hacer de peluquero canino. 

Yo creo que las facultades tienen mucho que hacer en modificar esos comportamientos, empezando por definir ¿qué es hoy día un veterinario?, hemos de cambiar la definición de la veterinaria hacia un concepto muchísimo más amplio y de mayor influencia en nuestra sociedad. 

Muchas gracias Juan Carlos por dedicarnos tu tiempo, ha sido como siempre un placer conversar contigo.

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Las necesidades de tu empresa

Ante todo somos satisfactores de necesidades. Nadie nos va a pagar 1€ si no resolvemos un problema o satisfacemos una necesidad. 

Gran parte del éxito de nuestro negocio dependerá de cómo y en qué grado seamos capaces de satisfacer las necesidades del cliente y, sobre todo, de haber sido capaces de conseguir que el cliente perciba que el valor que recibe es muy superior al precio que paga por ello. Pero sólo una parte. 

Hoy quiero poner el FOCO en esa otra parte, tan importante y de la que se habla mucho menos: las necesidades de nuestros colaboradores, nuestros equipos. 

¿Qué es la empresa? Por encima de todo, un organismo vivo: muchas empresas languidecen o mueren porque los gerentes se concentran en la actividad económica de producir bienes y servicios, y se olvidan que la verdadera naturaleza de sus organizaciones es la de una comunidad de seres humanos. Es decir, se centran en los aspectos físicos de su ser (beneficios y crecimiento) e ignoran sus necesidades emocionales, mentales y espirituales. Las organizaciones -como las personas- más eficientes son las que mantienen todos los aspectos de su vida en equilibrio. 

La empresa, como un organismo vivo, necesita para ser eficiente de un bienestar físico, emocional, mental y espiritual: 

– El bienestar físico de una organización está determinado por su éxito financiero. El problema con los indicadores financieros es que se centran en el pasado. No dicen nada sobre los factores que determinan el éxito financiero futuro: la satisfacción del cliente, la moral del personal, la cohesión interna, las estrategias, la innovación y la productividad. 

– El bienestar emocional está determinado por la calidad del ambiente de trabajo. Las relaciones interpersonales son los indicadores para medir el bienestar emocional. Si estas relaciones no son óptimas, el trabajador rara vez da más de lo que se le pide. 

– El bienestar mental está relacionado con el aprendizaje. Requiere de dos procesos: un aprendizaje que contribuya a mejorar el desempeño, y un aprendizaje que contribuya al desarrollo y crecimiento personal. El primero tiene que ver con los logros externos (mercado) y el segundo con los internos (cultura). Los logros externos alimentan la autoestima y moral de la organización; los logros internos alimentan la creatividad. La participación y la innovación son los indicadores que miden el bienestar mental. Fomentar la creatividad, es, hoy día, mucho más importante que fomentar el conocimiento. 

– El bienestar espiritual está determinado por el grado de contribución dentro y fuera de la empresa. Cuando el personal es alentado a encontrar un sentido de realización y contribución a través de su trabajo, se alcanzan los máximos niveles de motivación, creatividad y lealtad. El bienestar espiritual es el cemento cultural que marca la diferencia entre una empresa buena y una excelente. 

Fuente: “Liberando el alma de las empresas” R. Barrett

 

imagen:ejecución.wordpress.com

 

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¿Quién es tu competencia?

Si en una reunión entre colegas preguntamos: ¿Quién consideráis que es nuestra competencia?, probablemente escuchemos como respuestas: las otras clínicas de barrio, los veterinarios a domicilio, las clínicas “low cost” o incluso las protectoras que ofrecen servicios veterinarios a mitad de precio. 

Pero la verdadera competencia puede que no sean éstos, sino los “competidores intangibles”, aquellas ideas, creencias o paradigmas, que, a menudo, se convierten en barreras que nos dificultan avanzar hacia los objetivos que nos hemos marcado. 

En el post de hoy vamos a compartir los que, considero, son los principales competidores de nuestro negocio: 

1º El cambio (la velocidad del)

Estamos en un estado permanente de cambio. Las empresas cambian, los clientes cambian, el mercado cambia, las actitudes cambian… 

Darwin nos enseñó que las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que mejor se adaptan a su medio. El cambio no es algo nuevo (puede que su velocidad si). ¿Qué podemos hacer?: 

– Cuestionarte tus propias ideas, creencias y suposiciones: ¿Qué es lo que estoy suponiendo acerca del mercado? ¿Qué estoy dando por cierto respecto de la competencia? ¿Qué no quiero ser?

– Observar, escuchar y percibir el cambio mientras sucede. Cuando te das cuenta que los indicadores están reflejando una cambio de tendencia, puede que ya sea demasiado tarde para reaccionar. 

2º La resistencia al cambio

Cuando reconoces que se está produciendo un cambio y no haces nada, la resistencia al cambio es tu competidor. 

3º El cliente informado (o mal informado)

Es cierto que el cliente tiene hoy día más acceso a la información que nunca; un porcentaje elevado de clientes (cada vez más) consulta al Dr. Google antes de acudir a la clínica. Pero nuestra competencia no es internet (éste debe ser un aliado, tratar de competir contra él es suicida). Un cliente informado es mucho más difícil satisfacer. Y si el cliente informado es influyente, es doblemente competidor. 

4º El razonamiento del cliente

A la hora de tomar una decisión al cliente le asaltan dudas, temores y otros factores psicológicos. Nuestra labor consiste en influir sobre el razonamiento del cliente ayudándole a asociar los sentimientos y emociones positivas que le unen a su mascota con nuestro producto o servicio. Lo que convierte nuestro trabajo en un proceso de motivación, mediante el cual ayudamos al cliente a encontrar sus propias razones emocionales para incitarle a aceptar nuestra propuesta y sus propias razones lógicas para justificar lo que ya ha aceptado. 

5º El enfoque producto / servicio

Al cliente no le importa lo que tu servicio o producto es en sí, sino lo que puede hacer por él. No vendemos ni servicios ni productos veterinarios, sino los beneficios y consecuencias de los mismos (positivas si nos compran y negativas si no lo hacen). 

6º El concepto de negocio

El concepto de negocio es lo que determina tu posicionamiento en la mente del cliente. Nuestro negocio no es la sanidad y el bienestar del animal (este es nuestro trabajo), sino las emociones que comparten los propietarios (nuestros clientes) con sus mascotas. Nuestro concepto de negocio se materializa en el día a día, en la multitud de acciones y conversaciones que generamos con nuestra actividad. 

7º Tu mismo

Tu peor enemigo.

Cuando la falta de convicción o el miedo al fracaso te llevan a la inacción, estás compitiendo contigo mismo.

Cuando la prepotencia no te deja escuchar porque crees que lo sabes todo, estás compitiendo contigo mismo.

Cuando te empeñas en aplicar viejos enfoques, viejos hábitos (porque siempre han funcionado), a nuevos problemas y situaciones, estás compitiendo contigo mismo.

Cuando no prestas atención a tus clientes, no les escuchas o respondes, estás compitiendo contigo mismo.

Cuando te sientes conforme y satisfecho con lo que ya has conseguido y piensas que no hay opciones de mejora, estás compitiendo contigo mismo. 

Identifica las barreras que te impiden progresar y liberar todo el potencial que llevas dentro, esta es tu verdadera competencia.

 

Imagen:musicayvino.com

 

 

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