El ser humano puede reaccionar desproporcionadamente ante pequeñas cosas y no reaccionar cuando se trata de algo importante; las pequeñas cosas pueden lograr cambios asombrosamente grandes en la actitud de las personas.
¿Se nos ha ocurrido alguna vez enviar flores a un cliente que nos ha remitido a algún amigo? ¿Tenemos la costumbre de llamar por teléfono para dar las gracias al cliente del que tenemos constancia que habla bien de nosotros? ¿Enviamos tarjetas manuscritas para manifestar nuestro interés por la persona y por lo que para él es importante?
Nuestro negocio, en cualquiera de sus facetas, tiene que ver con la calidad de vida. Resulta muy fácil sorprender y, sobre todo, emocionar. El agradecimiento sentido es otra forma de aportar valor y, además, conquistar la lealtad de aquellos que hacen posible nuestro trabajo.
¿Cómo podemos llegar, de manera muy sencilla, al corazón de nuestros clientes?
- Interésate por la persona (independientemente de su condición).
- Escucha a tu cliente con todo tu cuerpo y toda tu alma.
- Descubre valores e intereses comunes.
- Sorprende, sé original.
Sencillo, al alcance de todos y de alto impacto. Se trata, tan sólo, de una cuestión de actitud.
Imagen: kevinzim