¿El cliente es un regalo para ti o somos un regalo para el cliente?
El valor de la gratitud como emoción radica en pensar e interiorizar cómo puedo corresponder y agradecer al cliente la oportunidad que me brinda de desarrollarme personal y profesionalmente, en lugar de verlo tan sólo como alguien que me puede aportar unos beneficios. Acceder a nuestro cliente desde una emoción de gratitud facilita la resonancia (vibrar en la misma frecuencia emocional que el otro). Si hay resonancia hay entendimiento, y éste es el paso previo a la confianza.
Como profesionales de la sanidad, la nutrición o la producción animal, vendemos siempre confianza. Nuestra labor es contribuir al bienestar animal, sea para aportar calidad de vida al propietario de mascota, o para rentabilizar la explotación del productor. En cualquier caso, el cliente nos da la opción de influir en su vida para mejorarla. Esta contribución no sólo debe ser motivo de orgullo, sino de reconocimiento porque nada es más gratificante.
La emoción de la gratitud es una de las más transformadoras que un ser humano puede experimentar; además de ser una emoción que eliges libremente. Abrazar con convicción esta afirmación nos ayuda a gestionar con eficacia y equilibrio nuestro entorno, incluso en las situaciones más difíciles. Se trata del primer paso.
Imagen: mysza831