Buena parte del clima laboral depende de las relaciones que mantenemos con quienes compartimos ese espacio. El “buen rollo” propicia no sólo la felicidad y la motivación, sino que facilita el dar lo mejor de nosotros y repercute directamente en el desempeño.
Los desencuentros humanos no surgen de errores en el razonar, sino de conflictos en el “emocionar”. Y esto ocurre porque la realidad, aunque única, no es patrimonio de nadie, y cada ser humano tiene la particularidad de hacer “su” propia interpretación de la misma. Como decía cierto personaje teatral: “hay tres tipos de realidad, la mía, la tuya y la realidad”.
Cuando la percepción o interpretación de la realidad que hace el otro deja de ser compatible con la nuestra, surge el conflicto, se altera el ánimo y llega el sufrimiento. Según el perfil psicológico, aparecen dos actitudes: buscar un culpable u obsesionarse con cuál ha podido ser nuestro error.
Ni culpable ni error, y aquí radica parte del sufrimiento: el tratar de encontrar una explicación lógica. Nada menos racional que nuestros comportamientos, reacciones e impulsos humanos.
La particular interpretación que cada uno hacemos de la realidad genera un estado neuro-fisiológico que se traduce en forma de emociones, las cuales desencadenan un comportamiento. Esta percepción personal de la realidad viene determinada por nuestro sistema de creencias, valores, experiencias y un largo etcétera que hacen de cada humano un ser único.
En cualquier relación personal controlamos la mitad, nuestra mitad. Tener una mentalidad de crecimiento significa situarse por encima de la culpa, entender que la percepción de tu realidad no tiene por qué coincidir con la del otro y obtener de ello un aprendizaje. Mantener incólume esta actitud acabará por arrastrar la otra mitad hacia la aceptación y con ella al entendimiento.
Además, los conflictos interpersonales son como un espejo que nos permite ver reflejado en el otro nuestras carencias, debilidades e incongruencias; en definitiva, nos ayudan a conocernos mejor a nosotros mismos.
Imagen: Vijay