Planifica

Hacer lo que hasta ayer se venía haciendo porque funcionaba, es la opción por defecto. Pero esto ya no vale. 

Cuestiónate -todos los días- tu manera de pensar y concebir tu trabajo, tu empresa, tu negocio. 

A todos se nos pueden ocurrir grandes ideas, lo difícil es implementarlas. 

No hay sofisticadas estrategias para conquistar a los clientes. Planifica. 

Pon a la gente en primer lugar: tus clientes y quienes tratan con ellos, y ¡sorpréndelos! 

La amabilidad, el aprecio y el respeto son los ejes sobre los que gira toda relación exitosa. Haz de cada contacto con tu cliente una experiencia memorable –no tiene porqué ser grandiosa, ser recordada es suficiente-. 

La amabilidad es negocio; el aprecio es negocio; el respeto es negocio. 

Lo que haces, ¿enriquece a tus clientes? ¿mejora su calidad de vida? 

¿Nos damos cuenta del enorme privilegio que supone trabajar con algo que representa una parte tan importante en la vida emocional de nuestros clientes? 

Tu cliente es un regalo para ti, tu eres un regalo para tu cliente. 

Planifica tus acciones. Si dejamos lo importante al albur de los momentos de inspiración, la creatividad sirve de poco. Planifica. Los pequeños detalles, también. Eres tus resultados; eres como empleas tu tiempo, la agenda nunca miente. Planifica.

 Un plan estratégico de negocio se concreta en un plan de acción. Un plan de acción no es ni más ni menos que hacer cosas: ejecución e implementación. 

¿Factores críticos de éxito?

–       Hacer las cosas que más esfuerzo te cuestan (salir de tu zona de confort)

–       Hacer cosas que sorprendan a tus clientes 

Y recuerda: la pasión es tu motor. No hay sustituto para el entusiasmo.

 

imagen:ahorroyprotecciononline.com

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