Este mes, en nuestra sección Historias de Éxito, entrevistamos a Andrés Sánchez, veterinario clínico apasionado de su profesión, prestigioso cirujano traumatólogo, formado en afamados centros de referencia de Europa y Estados Unidos, con más de 20 años de experiencia a sus espaldas y desde el pasado noviembre nuevo presidente de la Asociación madrileña de veterinarios especialistas en animales de compañía (AMVAC).
¿Qué es para ti el éxito Andrés, como lo concibes?
Éxito es ver cumplidas todas tus aspiraciones programadas previamente y basadas en un trabajo desarrollado en base a unos patrones que tú te hayas marcado en la vida. Éxito es alcanzar una plena sensación de satisfacción.
¿Cuál es tu misión dentro de esta etapa profesional ligada a la presidencia de AMVAC?
Realmente no tengo muchas cosas que cambiar, creo que el rumbo de AMVAC es bueno, se han conseguido mucho cosas en los últimos años. Mi deseo es poder contribuir a situar al veterinario clínico español en el sitio que le corresponde en Europa.
En estos 23 años de ejercicio ¿Cuál sería el granito de arena que tu consideras haber aportado a la profesión?
Quizás, por haber tenido la oportunidad de haber viajado bastante y trabajar en el extranjero, he podido conocer y tener acceso a tecnologías, antes solamente asequibles a unos cuantos, importarlas y ponerlas en marcha aquí en España, contribuyendo al progreso de nuestra profesión.
¿A qué has tenido que renunciar para alcanzar el éxito en tu profesión?
Ha habido momentos en los que mi vida personal se ha resentido mucho. La sobrecarga tremenda de trabajo, la ilusión, la emoción, hacen que no te des cuenta, pero cuando echas una mirada en retrospectiva ves que hay muchas cosas que has dejado. Creo que si volviera a nacer lo volvería a hacer igual, pero si es cierto que he renunciado a cosas sobre todo en el ámbito personal.
En los momentos más duros de tu carrera, ¿qué te decías en tu cabeza, cuál era el mensaje que se repetía constantemente?
Marcarme una luz en el frente y seguir trabajando, haciendo las cosas según los patrones que nos habíamos marcado, y, sobre todo, perseverar; al final ves cómo las cosas van sucediendo como tu deseas.
¿Qué consideras que te han enseñado tus errores?
Muchísimo, muchísimo. Tuve un profesor que siempre me decía “Cuando las cosas van mal en el quirófano sueles buscar culpables, miras a tu alrededor: ayudantes, anestesista… pero como no sueles tener mucho tiempo, vete al espejo y mírate, porque ahí estás tu”.
Esta experiencia me marcó mucho. Siempre he sido muy autocrítico con mi trabajo y me he sentido el máximo responsable, soy muy perfeccionista y tengo tendencia a hacer las cosas lo mejor posible para no arrepentirme después. Reconozco que es verdad, con los errores aprendemos muchísimo más que con otras cosas.
Si te pregunto de quién has aprendido más ¿tendrías a alguien es en tu cabeza?
Hay varias personas que han marcado mi vida profesional. Aquí en España hay un colega que me ha influido mucho, pero no solamente por lo que me ha aportado desde el punto de vista técnico, sino porque me ha enseñado a pensar y eso es muy importante, me ha enseñado a aprender y sobre todo a no echar la culpa a los demás cuando las cosas nos salen como a ti te gustaría.
En EE.UU tuve otro maestro que ayudó a marcar mi camino. Entre ellos dos me han proyectado a buscar información, a llamar a puertas con el objetivo de aprender. Siempre me han atendido con amabilidad y cariño y esa ha sido yo creo la clave, el no pararme nunca ante una puerta grande me ha permitido contactar con gente muy buena y esto me ha cambiado muchas veces la vida. Esta actitud se la debo a mis dos maestros y mentores.
¿Cuál crees que, en estos momentos, está siendo la contribución más importante de nuestra profesión a la sociedad como clínicos veterinarios?
Al estar dentro del ámbito médico aportamos. por encima de todo, salud y bienestar a las personas. Cada día más la gente convive muy próxima a sus mascotas: perros, gatos, y ahora algunos animales exóticos como hurones que están empezando a coger mayor protagonismo. Viven con nosotros, en muchos casos en nuestras propias camas, en nuestros propios sillones, los tenemos a un centímetro de nuestra boca, de nuestra nariz, de nuestros ojos.
Velar por la salud de los animales de compañía es al final aportar salud a nuestra sociedad.
Por otra parte, al poder ofrecer soluciones, tanto médicas como quirúrgicas de alto nivel, a estos seres que constituyen un miembro más de la familia, que aportan compañía, ayudan en la educación de los hijos, comparten cariño, etc., estamos contribuyendo a mejorar el bienestar y calidad de vida de nuestra sociedad.
En nuestro país, tradicionalmente, nos quejamos del poco prestigio que tiene la profesión veterinaria. En tu opinión ¿Qué podríamos hacer como colectivo para influir más en la sociedad, para tener más peso, más reconocimiento y más prestigio? ¿Qué peldaño nos falta por subir?
Efectivamente yo creo que este es el caballo de batalla. Cuando sales fuera te das cuenta, si comparas entre un veterinario de Suiza, estadounidense, canadiense o español, que la gran diferencia está sobre todo en la formación. Las universidades han dado una formación mediocre o pobre aquí en España y esto hace que desde el punto de vista profesional hayamos estado siempre muy limitados.
Afortunadamente, hay un grupo contado de profesionales que son los que tiran hacia delante, que son la punta de lanza y guía en quien todos nos fijamos. Lo cierto es que cuanto más formados estemos, mucho más vamos a poder ofrecer, mucho más vamos a poder hacer. Es muy raro encontrar veterinarios españoles dictando conferencias en el extranjero, los hay, pero son los cinco de siempre porque son los únicos que están bien preparados. Y luego hay otra barrera muy importante con la que no cuentan otros países, se trata del problema del idioma que tiene el veterinario español y esto también limita.
¿Qué oportunidades ves todavía en nuestra profesión en el ámbito especifico de la clínica del animal de compañía?
Yo creo que el veterinario clínico del animal de compañía tiene un sitio perfectamente labrado en la sociedad y lo único que yo creo que necesitamos es seguir el rumbo marcado en los últimos años.
La formación va mejorando, vamos progresando; tenemos una posición ahora mismo a nivel europeo impensable hace 10 o 15 años. Todavía falta muchísimo por hacer y creo que el punto donde hay que seguir potenciando es en formación y en idiomas, siendo estos dos de los objetivos que yo me he planteado con AMVAC. Quiero hacer todo lo que esté en mis manos a este respecto porque creo que el veterinario español se tiene que internacionalizar.
Andrés, ¿Eres de los que opinan que en nuestro país hay más profesionales de los que realmente la sociedad necesita, o todos tienen cabida?
Pues no lo sé, la verdad es que desconozco las cifras, desde luego sí es cierto que con respecto a otros países veo que en España hay muchísimas clínicas, casi todas muy pequeñas y no como en otros países donde hay una tendencia a grandes hospitales.
Creo que esto también tiene que ver con la cultura española y un poco con la política y la economía del país, los sueldos que se pagan no son muy buenos con lo cual dices “pues para que me paguen lo mismo monto mi clínica y soy yo mi propio jefe”, yo creo que ese es uno de los grandes problemas. Si hubiera algunos grandes hospitales que pudieran dar mejores opciones a los profesionales posiblemente no habría tanta clínica pequeña y la gente apostaría más por contrataciones de mejor calidad y mayor proyección profesional.
Muchas gracias Andrés, ha sido un placer conversar contigo.