Héctor Gómez Asenjo, fundador y director del Hospital Veterinario ABROS
En Marzo de 1993, Héctor Gómez, junto a Elena Diéguez, fundaron ABROS. A lo largo de los años, otros compañeros que compartían su misma pasión por la medicina veterinaria y el bienestar de las mascotas, fueron incorporándose al proyecto. Lo que comenzó siendo una empresa familiar, fue creciendo en personal, conocimientos, aparataje e instalaciones. En la actualidad, el equipo ABROS lo componen 30 profesionales, con el reto de practicar una medicina veterinaria de élite, superar las expectativas de sus clientes y conseguir la mejor calidad de vida posible para sus mascotas.
¿Qué es para ti el éxito?
El equipo. Mi obsesión es que el equipo de personas que formamos parte del proyecto trabajemos conjuntamente, nos llevemos bien, nos sintamos cómodos, nos sintamos a gusto, nos guste lo que estamos haciendo y nos sintamos realizados. Todo ello sin perder el foco en el cliente final, que en última instancia es quien nos va a medir el éxito.
ABROS no es un proyecto mío, yo puedo ser la cabeza visible, pero hay mucha gente detrás que lleva muchos años. Cualquier decisión y la dirección que va tomando la empresa se consensua, se buscan aportaciones y sobre eso trabajamos. Podemos equivocarnos o podemos acertar, pero al final lo que se hace surge del sentir de todos. La única forma de que salga adelante un proyecto es que los que tienen que participar para darle forma estén convencidos de que va a funcionar. Resumiendo yo creo que el éxito es el equipo.
¿Cómo está afrontando y superando Abros las dificultades del momento?
Cuando cuentas con un grupo homogéneo, implicado, que realmente crea en el proyecto, todo es más sencillo.
Dificultades hay muchas. Estamos en una zona “pobre” del país, todo lo que hacemos tiene mucha más repercusión a nivel económico y tenemos mucho menos margen que, quizás, en otros sitios, y esto obliga a hilar muy fino.
Lo pasamos mal cuando abrimos porque el proyecto inicial contaba con un crecimiento mayor del que luego tuvo lugar como consecuencia de la crisis.
Ahora mismo lo tenemos medianamente estabilizado, hemos logrado remontar el bache causado por la “crisis financiera”.
Nunca puedes estar del todo tranquilo, ni decir “ya está todo encauzado”, vas solucionando situaciones y van apareciendo unas nuevas. Pero también es cierto que, según vas avanzando, tienes más armas y más herramientas en la mochila para afrontar la situación y las dificultades que aparecen son mejor controladas de lo que eran en el pasado.
¿Qué te ha enseñado el proyecto ABROS?
Que es un proyecto de equipo, que es inviable hacer nada si el personal no está implicado, que tienen que sentirlo como propio. Es su proyecto, las ideas que se van implementando y el cómo se hacen las cosas, no es porque alguien diga “se hacen así”, es sentir de todos y vale de poco el empeñarse a hacer algo si el resto de la gente no lo ve, no lo siente.
A nosotros, por ejemplo, no nos llevó nada de tiempo decidir que hacíamos con los precios cuando la subida del IVA, bastaron dos segundos para darnos cuenta que no teníamos capacidad para asumirla.
Tampoco nos llevó nada decidir cómo íbamos a afrontar los próximos años, fue juntarnos, hablarlo y tenemos claro que ahora mismo no hay lugar para grandes cosas, se trata de mantener el personal que tenemos, tratar de garantizar los puestos de trabajo y por eso trabajamos. Ahora mismo el reto es ese.
Pero el cómo llegamos aquí creo que es posible, una vez más, si nos planteamos entender la clínica como una empresa, y entonces analizar punto por punto qué podemos hacer, y qué no podemos hacer. Si me empeño en comprar un aparato porque me encanta, pero es de dudosa rentabilidad, ese dinero hay que dedicarlo a otras cosas.
¿Qué les dirías a muchos de nuestros colegas de profesión que piensan que no es posible hacer medicina veterinaria de calidad en provincias, que un proyecto como ABROS fuera de las grandes ciudades o zonas turísticas es ciencia ficción?
Yo diría que hay la misma cultura de cuidados del animal de compañía, pero en menor proporción. Esto hay que asumirlo y ya está, al final hablamos de porcentaje de clientes, yo no sé si tenemos un cincuenta, un cuarenta, un sesenta o un ochenta que están preocupados por sus mascotas, pero los que están, están ahí y con ellos tenemos que trabajar.
Y nunca dejar de buscar oportunidades. Te pongo un ejemplo: nosotros, hace ahora 10 años, diagnosticamos el primer caso de Leishmania en Ourense; cinco, seis y siete años después aun había compañeros de la provincia que seguían diciendo que no había Leishmania en la provincia y que eso era un cuento que nos habíamos inventado. Nosotros llevamos ocho años haciendo prevención de Leishmania y el año pasado pusimos gran cantidad de vacunas porque teníamos muchos clientes que durante años habían hecho sus análisis de detección de anticuerpos y estaban preocupados, simplemente hubo que llamarlos para decirles que ya había disponible una vacuna. Si no hubiéramos hecho ese trabajo en el pasado no hubiéramos puesto las vacunas de Leishmania que pusimos. Si lo trabajas poco a poco, consciencias y educas al propietario, acabarán entendiendo y haciendo lo que tú les recomiendes.
¿Cuáles son las claves, en tu opinión, para progresar en el momento actual?
Creo que la primera es no hacer cambios bruscos, ya que tenemos mucho menos margen de error que antes. Si hace tres años te lanzas en un proyecto y te equivocas, posiblemente pierdes dinero pero eso no va a comprometer la viabilidad de la empresa. Hoy es posible que si te equivocas en algún proyecto que implique inversión, comprometes la viabilidad del negocio. Eso no quiere decir que no haya que hacer nada, porque si te quedas quieto también te vas al hoyo.
Hay que lanzar nuevos proyectos, nuevas ideas, quedándonos a expectativa “a ver que pasa” nadie va a venir a arreglar nuestra casa. Hay que poner a funcionar la cabeza, hablar con tu gente -que muchas veces conocen mejor que tu lo que demanda el cliente- y sacar proyectos adelante, alguno saldrá bien y otro saldrá mal. Mi recomendación es hacerlo poquito a poco, asegurarte, meditarlo y razonarlo mucho más de lo que lo hubieras hecho hace dos o tres años.
¿Algún consejo para los que no saben hacia donde dirigir sus pasos?
Observar a tu alrededor y ver lo que ya está funcionando en otros sitios, ahí ya tienes una buena prueba de lo que es posible. La medicina preventiva es un buen ejemplo.
Muchas gracias Héctor por tus generosas aportaciones.