Según informa el INTA, esta entidad argentina ha registrado la patente internacional de la primera molécula sintética que permitirá dirigir el antígeno de una vacuna y optimizar su acción profiláctica. Todo ello, se presentó en las Jornadas Internacionales de Nanotecnología la pasada semana en Buenos Aires.
Conocida comúnmente como la ciencia de lo extremadamente pequeño, la nanotecnología presenta, en la Argentina, los primeros resultados de su aplicación en la industria farmacológica veterinaria. Se trata de una molécula de síntesis que permitirá formular nanovehículos para transportar un antígeno de interés y dirigirlo específicamente hacia determinadas células del sistema inmunológico, denominadas células dendríticas. “Según el antígeno que se utilice, esta plataforma permitirá la formulación de múltiples vacunas”, explicó Juan Sebastián Pappalardo, especialista del INTA quien ideó y lideró el desarrollo obtenido junto con Vladimir Torchilin y Tatyana Levchenko de la Universidad de Northeastern, de los Estados Unidos.
“La creación de este nanovehículo no sólo mejoraría la eficacia de las vacunas y su aplicación podría resultar más económica, sino que también abrirá una oportunidad importante para la industria farmacológica veterinaria”, aseguró Jorge Carrillo, responsable del Centro de Investigación de Agroindustria del INTA. Para Pappalardo, lo central de “este desarrollo es que puede aportar una solución a enfermedades que aún no la tienen, como la Brucelosis Ovina contra la cual no hay vacuna permitida en Argentina”. Esta afección genera grandes pérdidas económicas, debido a que más del 60% de los establecimientos productivos en la Patagonia tienen al menos un animal infectado.
Desde el 2011, el Laboratorio de Bionanotecnología del Instituto de Virología del INTA, a cargo de Ana Laura Zamit, trabaja en el uso de la nanotecnología aplicada al diseño, mejoramiento y desarrollo de vacunas y de dispositivos portátiles para el diagnóstico de enfermedades. “El trabajo comenzó con el desarrollo de una molécula lipídica compleja que se inserta en el nanovehículo”, señaló Pappalardo quien además explicó: “Se utiliza un liposoma, al que se le asocia esta molécula direccionadora y lo que se obtiene es una nanopartícula de un tamaño de 200 a 250 nanómetros”. “Esta posibilidad de dirigirla permite que se adhiera al receptor de la célula dendrítica del sistema inmunológico”, dijo el investigador del INTA para quien “esto es lo que la hace tan efectiva porque va a una célula determinada que dispara la respuesta inmune, y no a otra”. Para verificar su funcionamiento, se realizaron pruebas in vitro las cuales permitieron comprobar el éxito de la molécula e iniciar el proceso de patentamiento.
De acuerdo con Pappalardo, a partir de esto “comenzamos a trabajar junto con el Grupo de Salud Animal del INTA Bariloche, dirigido por Carlos Robles, quienes poseen la tecnología para producir diferentes antígenos de Brucella ovis”. Posteriormente, la vacuna fue puesta a prueba –en ratones vivos– cuyos resultados fueron exitosos. Según el investigador del INTA, ahora se inició la etapa de prueba en machos ovinos, quienes serían los destinatarios finales de este desarrollo. “Los ensayos actuales se están realizando en el Campo Experimental del INTA Bariloche”, dijo y agregó: “Este proyecto cuenta con financiamiento de la Fundación Argentina de Nanotecnología”. “La importancia de este producto está en su seguridad y capacidad para actuar sobre el sistema inmunológico, en tanto potencia y mejora ciertas vacunas y medicamentos indispensables para tratar algunas enfermedades”, señaló Carrillo.