Cualquier crisis que atravesamos, sea en el ámbito familiar o profesional, con su correspondiente agitación, miedo, bloqueo, ansiedad, no es más que otra oportunidad que la vida nos brinda para hacer los cambios que necesitamos.
Hay una preciosa metáfora, que explica cómo tras un ciclo normal de crecimiento, la caña de bambú se contrae y en el extremo brota un nudo; tras dicho nudo brota a su vez otro ciclo de crecimiento que lo eleva; tales nudos son episodios críticos que precisamente aportan temple y fortaleza a las varas que de otra forma se romperían.
Lo que nos ocurre no es fruto del azar. A este fenómeno, los que nos dedicamos al mundo del entrenamiento personal lo denominamos «sincronía«, término que se entiende como la coincidencia en el tiempo o simultaneidad de hechos o fenómenos. A partir de este momento, el siguiente paso es interpretar tales hechos como oportunidades.
Desde Oriente nos dicen que lo que nos ocurre hoy es producto de las «causas» anteriores que conforman la historia de nuestra vida. La libertad consiste en implantar las «causas» adecuadas a los efectos que queremos lograr.
«Somos lo que pensamos.
Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos
Con nuestros pensamientos hacemos el mundo»
-Buda-
El miedo y la preocupación crean resistencia al cambio, y precisamente en el cambio está la clave del éxito. La infelicidad, la incomodidad, la insatisfacción ante la situación actual es la señal de que estás listo para cambiar. Somos los artífices de nuestra propia vida; nada de lo que hicimos importa ya, lo único que podemos hacer es controlar el presente y fabricar el futuro (recuerda que eres la suma de todas tus decisiones). Si no pasamos a la acción, significa la muerte emocional. No aceptes la mediocridad.
«La negatividad sólo es una manera de justificar la vulgaridad y la mediocridad»