Ante todo somos satisfactores de necesidades. Nadie nos va a pagar 1€ si no resolvemos un problema o satisfacemos una necesidad.
Gran parte del éxito de nuestro negocio dependerá de cómo y en qué grado seamos capaces de satisfacer las necesidades del cliente y, sobre todo, de haber sido capaces de conseguir que el cliente perciba que el valor que recibe es muy superior al precio que paga por ello. Pero sólo una parte.
Hoy quiero poner el FOCO en esa otra parte, tan importante y de la que se habla mucho menos: las necesidades de nuestros colaboradores, nuestros equipos.
¿Qué es la empresa? Por encima de todo, un organismo vivo: muchas empresas languidecen o mueren porque los gerentes se concentran en la actividad económica de producir bienes y servicios, y se olvidan que la verdadera naturaleza de sus organizaciones es la de una comunidad de seres humanos. Es decir, se centran en los aspectos físicos de su ser (beneficios y crecimiento) e ignoran sus necesidades emocionales, mentales y espirituales. Las organizaciones -como las personas- más eficientes son las que mantienen todos los aspectos de su vida en equilibrio.
La empresa, como un organismo vivo, necesita para ser eficiente de un bienestar físico, emocional, mental y espiritual:
– El bienestar físico de una organización está determinado por su éxito financiero. El problema con los indicadores financieros es que se centran en el pasado. No dicen nada sobre los factores que determinan el éxito financiero futuro: la satisfacción del cliente, la moral del personal, la cohesión interna, las estrategias, la innovación y la productividad.
– El bienestar emocional está determinado por la calidad del ambiente de trabajo. Las relaciones interpersonales son los indicadores para medir el bienestar emocional. Si estas relaciones no son óptimas, el trabajador rara vez da más de lo que se le pide.
– El bienestar mental está relacionado con el aprendizaje. Requiere de dos procesos: un aprendizaje que contribuya a mejorar el desempeño, y un aprendizaje que contribuya al desarrollo y crecimiento personal. El primero tiene que ver con los logros externos (mercado) y el segundo con los internos (cultura). Los logros externos alimentan la autoestima y moral de la organización; los logros internos alimentan la creatividad. La participación y la innovación son los indicadores que miden el bienestar mental. Fomentar la creatividad, es, hoy día, mucho más importante que fomentar el conocimiento.
– El bienestar espiritual está determinado por el grado de contribución dentro y fuera de la empresa. Cuando el personal es alentado a encontrar un sentido de realización y contribución a través de su trabajo, se alcanzan los máximos niveles de motivación, creatividad y lealtad. El bienestar espiritual es el cemento cultural que marca la diferencia entre una empresa buena y una excelente.
Fuente: “Liberando el alma de las empresas” R. Barrett
imagen:ejecución.wordpress.com