¿Qué no quiero ser?

Cada uno de nosotros tuvo una razón por la que decidió ser veterinario, agrónomo o auxiliar de clínica. 

Algunos vieron claro que su destino era la función pública y prepararon unas oposiciones. 

Otros decidieron desarrollar su vocación dejando el “formato” laboral al albur de las circunstancias: trabajando por cuenta ajena, como autónomos o convirtiéndose en empresarios. El post de la semana se lo dedico a estos últimos. 

Nuestra profesión tiene un fuerte componente vocacional, por lo que un centro veterinario, o una explotación ganadera, suele ser el resultado de un sueño. Pero cuando soñábamos con dedicar nuestra vida a velar por la salud y el bienestar de los animales, seguramente por nuestra cabeza no pasaba la responsabilidad de ser empresario, tener empleados y pagar las nóminas todos los meses. Esto es algo con lo que, en la mayoría de los casos, nos hemos encontrado: una consecuencia. 

Una clínica veterinaria, o una granja, es una empresa con proveedores, empleados, clientes y, por supuesto, una cuenta de resultados. Actividades, muchas de ellas, para las que no fuimos preparados. 

Si el desempeño de nuestro trabajo implica la ejecución de tareas que nos desagradan, bien por propia idiosincrasia o porque no estamos debidamente formados, difícilmente vamos a generar un entorno pleno de vitalidad, energía y entusiasmo necesarios -yo recalcaría, imprescindibles- para garantizar un buen resultado empresarial. 

Las quejas por lo complicado que se hace la gestión, el hastío por la falta de actitud y compromiso de los colaboradores, el estrés por el exceso de trabajo y la incapacidad para delegar, son inequívocas consecuencias de que algo no estamos haciendo bien. 

De pequeños nos preguntaban qué queríamos ser, y algunos incluso acertaron. Ahora cabe preguntarse: de todo lo que soy, ¿qué no quiero ser? y ¿cuánto me separa de lo que yo realmente quiero ser? 

Las funciones y responsabilidades inherentes a la gestión de un negocio con un equipo de personas no se pueden ignorar, máxime cuando las cuentas de resultados de muchas empresas están hoy en día sobre la difusa línea que separa las pérdidas de las ganancias. Ha llegado el momento, para muchos, de tomar la decisión: o me formo o busco a otros que lo hagan por mi. 

Hasta ahora puede que no fuera estrictamente necesario porque “ya nos iba bien”, pero en el escenario actual, la falta de toma de conciencia sobre aquello que puede salvar nuestro negocio resulta suicida. 

No tenemos por qué hacer lo que no nos gusta, siempre y cuando otros lo puedan hacer por nosotros, pero, a menudo, profundizar en el conocimiento de lo que antes nos resultaba poco atractivo depara agradables sorpresas. Sobre todo, cuando empezamos a ver su impacto en los resultados. 

“Si no te diviertes haciendo lo que haces es porque, quizás, no haces lo que deberías”

 

 imagen:missampu.blogspot.com

 

 

 

 

Tags:

Suscríbete gratis a las actualizaciones de nuestro blog

Suscríbete a nuestro blog para recibir las actualizaciones de la web

Todavía no hay comentarios.

Deja un comentario