Una buena definición de salud, con la que me siento muy cómodo y me ayuda mucho en mi trabajo es la siguiente: «Estado en el cual un organismo está en equilibrio interno y, a su vez, en equilibrio con el medio en el que actúa«.
Este equilibrio los médicos lo llaman HOMEOSTASIS. Como el medio, tanto físico como social, resulta cambiante, también lo es el equilibrio. Por lo tanto, el proceso homeostático es aquél mediante el cual el organismo mantiene su equilibrio, y por lo tanto su SALUD, en condiciones que varían constantemente. La homeostasis es, al fin y a la postre, el proceso por el que un organismo trata de satisfacer sus necesidades de bienestar.
Si aceptamos la afirmación de que la SALUD es un estado de equilibrio, no nos costará demasiado aceptar que ésta va a depender de la aceptación de todo lo que somos. Digo ‘somos‘ y no ‘tenemos‘. Y de lo que somos forma parte también el ambiente. No se puede separar a un organismo del ambiente, de su entorno.
Nuestro trabajo consiste en facilitar a los clientes los apoyos y las herramientas necesarias para resolver sus dificultades en el «aquí y ahora«. Y la herramienta fundamental para ello es el AUTO-OBSERVACIÓN. Ésta se fortalece en la medida en que te vas dando cuenta permanentemente de tus acciones verbales, físicas o fantaseadas. Cada dificultad resuelta facilita la solución de la próxima y fomenta la auto-observación.
Sólo al darse cuenta de lo que hace y cómo lo hace, de lo que siente y cómo lo siente, la persona puede advertir lo que ella ES y cómo ES. Y una vez te das cuenta de cómo eres, puedes aceptarte, sólo entonces. La ACEPTACIÓN es un concepto fundamental. Aceptar que algo o alguien es lo que ES no es resignación, sino el único modo de iniciar un cambio.